Conformar una pareja y consolidarla es algo que lleva su esfuerzo y complejidad. Supone, entre otras cosas, dedicación, comunicación, negociación, aceptación, saber perder y aprender a ceder, es por eso que la misma no está exenta de piedras en el camino. Los conflictos y dificultades en la pareja son una realidad bastante cotidiana, y ocurren en todo ciclo de una relación afectiva. Aunque no te guste hablar de conflictos en la pareja y pareciera tener una connotación negativa hablar sobre ellos, en realidad se trata de un momento vital de la relación donde se anuncia una oportunidad de reflexión y cambio.
Con esto lo que te quiero decir es que cualquier pareja puede pasar por altibajos, crisis y momentos frágiles de vez en cuando, esto no es un gran problema en sí. Es más, lo más seguro es que de esos momentos de tensión la pareja logre desafiarse a sí misma y salir fortalecida para el futuro. El problema aparece cuando estos conflictos dejan de ser ocasionales y se mantienen en el tiempo sin lograr una solución eficaz, generando malestar en ti y en tu entorno más cercano.
Es por eso que un motivo de consulta común es ir a terapia preocupado y angustiado por algún tema de esta índole; es decir, por conflictos que aparecen en la pareja y que no están pudiendo ser resueltos. La pareja puede estar enfrentando cambios vitales como vivir juntos o la llegada de un hijo. Puede sentir desconfianzas e inseguridades, puede tener problemas de comunicación, empatía, conciliación o intimidad, puede estar transitando por dificultades en la gestión económica o la toma de decisiones e incluso se generan conflictos por causas externas pero cercanas a la pareja, como problemas con familiares o amigos. Y es que los motivos por los cuales una pareja está en un mal momento pueden ser de los más variados y lo que afecta a una pareja puede no afectar a otra de la misma manera, con lo cual tampoco hay recetas para formar la relación de pareja ideal.
Será entonces el profesional quien debe averiguar y analizar dónde está la raíz de cada situación, cómo afecta a esa pareja en específico y qué han estado intentando hacer hasta ahora que no está dando aún un resultado positivo. Una pareja son dos individualidades con sus propias biografías, experiencias y personalidades, que interactúan y contrastan necesidades, anhelos y objetivos. En este sentido vale decir que en general las parejas ante el conflicto ponen en marcha recursos personales que han ido adquiriendo a lo largo de la vida, habilidades, herramientas, actitudes, expectativas, creencias y valores que los llevan a actuar, sentir y pensar de determinada manera la situación particular. Es por eso que en un principio se trata en terapia de autoconocerse a uno mismo y darse cuenta de cómo estos recursos pueden estar chocando o afectando en la relación.
En definitiva, es un momento propicio para el autoconocimiento personal de cada uno de los miembros de la pareja y, en consecuencia, de la propia relación. Por lo tanto, este camino puede ser también un camino individual, y de hecho las personas que acuden a consulta se sorprenden al comprobar cómo mejora la relación. Se consiguen superar ciertos conflictos a partir del cambio de dinámicas. También será importante hacerse preguntas como:
- ¿Qué tipo de relación quisiera construir?;
- ¿qué estoy dispuesto a ceder?;
- ¿Qué límites no quisiera traspasar?
Todas estas preguntas apuntan al crecimiento de la persona en una relación, ya sea con la persona actual o en el futuro. Porque lo importante no es conseguir que la pareja no se rompa, lo importante es aprender a construir un vínculo de pareja saludable.
Es así como cada miembro, con la ayuda del profesional en Psicología, puede explorarse y explorar la relación, trabajar sobre las lógicas y estrategias de afrontamiento de la pareja, sobre el modo en que se resuelven los conflictos (de pareja y también los conflictos en general), sobre la expresión afectiva, la gestión emocional y los estilos de comunicación. Es más fácil comprender esto con algunos ejemplos: ¿cómo van a hablar de un problema si uno de los miembros de la pareja no tiene habilidades de comunicación? ¿Cómo afrontar una situación o ponerse a dialogar sobre un tema si no se tiene autocontrol, o no se sabe ser asertivo y se cae en la ofensa y la agresividad?
La terapia se ofrece entonces, como ese lugar donde puedes entrenarte en habilidades de comunicación y resolución de problemas, donde puedes comenzar a cambiar formas de interacción negativas contigo mismo y con los demás, donde puedes trabajar en torno a las expectativas e ideas sobre las relaciones. En un clima de confianza, acompañamiento, ayuda y empatía.
Es importante también evaluar si el conflicto o dificultad que está atravesando la pareja puede resolverse y de ser así comenzar a generar los cambios necesarios, personales y conjuntos, hacia el crecimiento. Esto será posible si ambos comparten un proyecto en común acorde a lo que es valioso para los dos y están dispuestos a esforzarse por mejorar. Sin embargo, en algunos casos la solución será separarse, pero no por eso es un fracaso. Si finalmente la pareja llega a tal decisión será porque se han dado cuenta que lo mejor para su salud es alejarse, abriendo la puerta a relaciones futuras más saludables a nivel personal para cada uno. En este último caso, el psicólogo también es quien puede ayudar a que la ruptura, aun siendo dolorosa, se lleve a cabo de la mejor manera posible.
Con todo esto, solo me queda decirte que es un mito popular el tener que tratar los conflictos de pareja con la pareja en su totalidad. Si no quieres iniciar una terapia de pareja por ahora o sabes que tu pareja no estaría dispuesta a ello, tu psicólogo está capacitado para ayudarte igual con los conflictos de pareja. Así como si tuvieras conflictos con tu jefe no sería necesario acudir a terapia con él, es posible un tipo de terapia indirecta en el que cuando tú cambias, la situación cambia y si lo estás pasando mal vale la pena intentarlo. No dejes tu bienestar mental para mañana si lo puedes comenzar a cultivar hoy.