La importancia de resolver conflictos laborales de manera efectiva 

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Los conflictos laborales son una realidad común en la sociedad actual. Esto es así ya que el ámbito laboral es uno de los muchos espacios donde las personas habitamos durante amplias jornadas a lo largo de nuestra vida. Incluso puede ser que pasemos más tiempo con compañeros de trabajo que con nuestra pareja, amigos o familiares. Es por eso que se lo considera un espacio vital en el cual intervienen factores diversos como la personalidad, la conducta, los valores, los intereses, los objetivos, la autoestima y la capacidad de gestionar la tensión o el estrés por parte de las personas que interactúan. Además, no todas las personas se manejan de igual manera socialmente, algunas saben gestionar sus emociones, recurren a comunicaciones asertivas y pueden tolerar bien entornos exigentes o de competencia, mientras que otras pueden tener mayores dificultades en ello.

Por lo tanto, si cada persona es diferente y tiene historias, necesidades y objetivos diferentes en su vida, también en su trabajo, por lo que las dificultades en el ámbito laboral pueden ser causadas por una multiplicidad de factores, como ansiedad e incomodidad con el clima laboral, dificultad para relacionarse con compañeros, escasa motivación. Por esto, puede ser natural sentir malestar en un ambiente laboral de vez en cuando o que se generen conflictos tanto personales como interpersonales, pues la probabilidad es bastante alta. Es importante aclarar que no todos los conflictos son necesariamente problemáticos, sin embargo, también es necesario observar que se mantengan acotados en un nivel subjetivo razonable o que la persona tenga los recursos psicológicos para hacerles frente de alguna u otra manera si no quiere deteriorar su salud física y mental.

A lo largo del tiempo, los seres humanos hemos demostrado que tenemos una gran capacidad para el cambio y somos muy capaces, aún en un ambiente desfavorable, de generar acciones que nos ayuden a convivir mejor y mejorar nuestra calidad de vida, así como también somos muy capaces de fastidiarnos la existencia. Ante un clima laboral positivo, trabajamos más a gusto y animados. Resolvemos mejor los retos diarios y el trabajo se convierte en una fuente de satisfacción y desarrollo. Nos sentimos tranquilos, somos más colaboradores, nos reímos más e incluso vamos con más ánimo a trabajar. Por el contrario, un clima laboral crispado, con una inadecuada comunicación, con poco apoyo por parte de compañeros, favorece la presencia de emociones más incómodas y con ellas todas las consecuencias derivadas: nos enojamos, nos ponemos a la defensiva, no escuchamos, nos estresamos, sentimos ansiedad, tensión, desánimo, frustración y solemos malgastar energías en acciones que no resuelven el conflicto. Convivir en este último clima, en el cual la persona no sabe aún cómo gestionarse, puede tener un impacto severo en la vida cotidiana y la calidad de vida puede verse seriamente afectada, repercutiendo en otros espacios personales como la pareja o la familia.

Si sientes que algo de lo descrito en este artículo te está ocurriendo y quieres aprender a resolverlo de una manera más efectiva, un profesional de la Psicología puede proporcionarte las herramientas necesarias para entender y gestionar estos conflictos, ayudándote a ser comprensivo con vos mismo y con los demás, compartiéndote herramientas para el desarrollo de la comunicación asertiva y las habilidades de resolución de conflictos, guiándote para conocer cuáles son tus propios límites personales y poder comunicarlos. Para la Psicología, lo más importante es la manera en la que tu intentas afrontar y resolver esta situación. Si por lo que fuera estás sintiendo malestar en el ambiente laboral, pregúntate, ¿Cómo lo estoy resolviendo? ¿Es saludable? ¿Me genera bienestar? ¿Depende de mí? ¿Me afecta directamente? ¿Qué puedo hacer yo? ¿Me acerca o me aleja de lo que es importante para mí? Es decir, que la forma en la que abordamos en la vida las dificultades es lo que define en cierta medida la magnitud, intensidad, frecuencia y trascendencia del problema, mucho más que sus causas o el problema en sí. Uno puede tener problemas y saberlos gestionar de forma inteligente, de tal manera que no me inunden de malestar mis días, aunque llegar a resolverlo de esta manera no es sencillo y suele requerir de asesoramiento psicológico. 

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